Mi Historia de Cáncer de Cérvix: De la Supervivencia a la Concientización

Mi Historia de Cáncer de Cérvix: De la Supervivencia a la Concientización

La Vida Antes del Cáncer

Antes de que el cáncer entrara en mi vida, yo ya era ingeniera civil, apasionada por mi trabajo y motivada por mis metas. Mis días estaban llenos de proyectos, planes y una visión del futuro que se sentía sólida y segura. Estaba construyendo una vida que me enorgullece y valoraba a mi familia, quienes me daban fuerza y propósito. Como muchas personas, nunca imaginé que mi vida tomaría el giro que tomó.

Un Momento que Cambió mi Vida

Mi viaje contra el cáncer no comenzó con un chequeo de rutina, sino con un giro inesperado durante el tratamiento para algo completamente diferente. Me estaba preparando para recibir tratamiento con yodo radioactivo para el cáncer de tiroides y, como parte del proceso, tenía que ver a mi ginecóloga. Esa visita lo cambió todo. Recuerdo que la doctora dio la noticia, pero gran parte de lo que dijo se nublo a mi alrededor. Mi madre estaba justo ahí, sosteniéndome la mano y dándome estabilidad mientras ella absorbía los detalles. Ella fue mi roca en ese momento, asimilando lo que yo no podía.

No pensé en la supervivencia ni me pregunté por qué me estaba pasando. Lo que llenaba mi mente era el miedo: miedo a cómo cambiaría mi vida, a cómo podría pagar el tratamiento en un país de tercer mundo, y qué opciones estarían disponibles para mí. Todo se sentía incierto; ya estaba perdiendo el control, pero con la fortaleza de mi madre a mi lado supe que tenía una base en la que apoyarme.

Decirle a mi novio y a mi familia fue difícil. Quería ser fuerte, pero los necesitaba. Ellos me ofrecieron el apoyo, amor, control y fe que me faltaban. Creo que sin mi familia, esto hubiera sido muy difícil de enfrentar.

El Tratamiento y sus Desafíos

El tratamiento se sintió como una batalla constante, cada etapa trae nuevos desafíos y decisiones que cambiarían mi vida. Pasé por 8 sesiones de quimioterapia, 35 sesiones de radiación externa y una histerectomía completa.

Mientras atravesaba cirugías, quimioterapia y radiación, me aferraba a la esperanza de que cada paso me acercaba a la recuperación. Pero luego, surgió una complicación: una fístula rectovaginal, que fue una secuela del tratamiento. Vivir con esta fístula se convirtió en la parte más difícil de mi viaje. Sentía que estaba perdiendo incluso el poco control por el que había luchado tanto para mantener. La vida diaria se llenó de incertidumbre e incomodidad, y me vi obligada a enfrentar el hecho de que mi cuerpo había cambiado de formas que no había previsto.

La recomendación de una ostomía como solución fue difícil de aceptar. Al principio, la resistí, luchando por imaginar lo que significa vivir con algo tan desconocido. Tomó tiempo, paciencia y mucha introspección llegar a aceptar la idea de "Jeepers" (el nombre que le puse a mi estoma), que ahora es parte de mi vida.
Aprender a vivir con una ostomía significó enfrentar a prueba y error, los momentos que pusieron a prueba mi valor y paciencia.

Eventualmente, comencé a ver mi ostomía como un camino hacia adelante, una forma de recuperar algo de normalidad y estabilidad. Aún trabajaba en aceptarlo, pero finalmente podía sentir que estaba pasando de la supervivencia a retomar mi vida.

Durante este tiempo, encontré alivio en pequeñas cosas, como el crochet. Crear algo con mis propias manos se convirtió en una forma de terapia, permitiéndole enfocarse en la belleza que podía traer al mundo, incluso mientras navegaba por esta nueva realidad.

Transformando el Dolor en Propósito

Sobrevivir al cáncer no fue el final de mi viaje; fue el comienzo de una misión para asegurarse de que nadie más tuviera que enfrentar lo que yo enfrenté.
Encontré mi camino hacia Cervivor, una comunidad de increíbles sobrevivientes y concientizadores, que me dieron la bienvenida y me mostraron el poder de compartir nuestras historias.

Convertirse en Embajadora de Cervivor fue un paso natural, y me honra co-liderar Cervivor Español, extendiendo nuestro alcance a la comunidad latina. La defensa de esta causa se sintió como un llamado, una forma de convertir mi dolor y experiencia en algo significativo. Quería estar ahí para otros, responder preguntas, ofrecer apoyo y dar a las personas el valor de vacunarse o hacerse pruebas. Quería que supieran que no estaban solos.

Saber que tenía el apoyo de Cervivor ha marcado toda la diferencia. Incluso cuando era difícil encontrar a alguien, en mi ciudad o país, con quien hablar sobre el cáncer o reconocer lo que estaba pasando. El internet (estoy tan agradecida por esta era de información) hizo lo suyo. Cervivor me mostró el poder de nuestras historias y el cambio que podemos crear al alzar la voz. En esta comunidad, aprendí que mi voz importa, y que cada historia compartida puede ser un salvavidas para alguien más.

Cada conversación, cada historia se convirtió en parte de este propósito. Las personas comenzaron a decirme que mi experiencia las había inspirado a actuar por sí mismas o por sus hijos; haciéndose pruebas, vacunándose, enfrentando su propia salud con una nueva conciencia. Estos momentos me recordaron por qué estaba haciendo esto y alimentaron mi deseo de hacer más. Desde hablar públicamente sobre mi experiencia, hasta ser parte de organizaciones que están generando cambios, mi trabajo se convirtió en crear un futuro donde otros puedan sentirse seguros, apoyados y empoderados para proteger su salud.

La concientización no ha sido sólo un rol para mí; se ha convertido en parte de quien soy. La fortaleza que encontré en esta comunidad me ha ayudado a superar mis propios miedos y a enfocarse en crear un cambio positivo. Quiero que otros sepan que, incluso en los tiempos más oscuros, hay esperanza y siempre hay alguien que nos entiende.

Reflexionando sobre el Viaje y el Futuro

Al mirar hacia atrás, mi camino con el cáncer me ha transformado. Ha sido un camino marcado por luchas, resiliencia y un profundo sentido de propósito. Pasé de simplemente sobrevivir, a encontrar significado en cada parte de mi historia: los obstáculos, los triunfos y las conexiones que he hecho en el camino. El cáncer me cambió, pero también me dio la oportunidad de ayudar a otros de formas que no había previsto. Ahora, mi vida se trata de mucho más que mi propia recuperación; se trata de crear cambio, apoyar a otros y generar conciencia sobre el cáncer de cuello uterino.

Hacia adelante, estoy comprometida a hacer crecer mi trabajo de informar, especialmente dentro de la comunidad latina. Quiero asegurarme de que otros sepan que no están solos, que hay apoyo y que ellos también pueden encontrar fortaleza al compartir sus historias. Ya sea en una feria de salud, dando una charla o simplemente conectándose con alguien en línea, mi objetivo sigue siendo el mismo: ofrecer esperanza y empoderar a otros para que tomen el control de su salud.

Este viaje no es fácil, y hay días en que el peso de todo puede sentirse abrumador. Pero cada paso que doy, cada historia que escucho, me recuerda que estamos haciendo una diferencia juntos. Estoy profundamente agradecida por las personas que me han apoyado, por el valor que he descubierto y por la oportunidad de usar mi voz para llevar luz a las vidas de otros.

Al mirar hacia el futuro, veo un mundo donde nuestras historias, nuestra ayuda y nuestra comunidad continuarán generando un cambio duradero.


Línea de ayuda nacional:
1-800-314-6948